“La educación
debe personalizarse”, nos dice sir Ken Robinson. Sin duda, es lo deseable. Pero
“personalizar la educación” no equivale a “individualizar la instrucción”, que
es lo que en realidad propugna el autor. Pues explica sir Ken que “el sistema educativo actual sigue un modelo
industrial, estandarizado y conformista”. Ojalá en un colegio cada alumno
pudiera ser instruido mediante una total atención personal. Podríamos
proponérselo a la administración pública... Pero creo no es viable ni realista.
A mi entender, personalizar la educación (que no la instrucción) es ver a cada
alumno como a un ser único e irrepetible, con su temperamento, carácter y
circunstancias. Es tener la posibilidad de ayudarle más allá de los
conocimientos que pueda enseñarle, si es posible. Y creo que muchos profesores
ya tienen esa disposición. Pero debemos instruir a los niños en el poso de
cultura que ha conformado a nuestra sociedad: eso les ayudará a crecer como
personas y les dará la verdadera autonomía y el espíritu crítico que tanto anhelan los gurús. Y para lograrlo, no veo realista ni necesario plantear esas píldoras
personalizadas…
“Para educar hay
que alentar la pasión y conmover el espíritu”. Es lo deseable, aunque no
siempre es posible, ni podemos mantener la emoción a flor de piel las 24 horas
del día, ni siquiera cada minuto de lo que dura una hora de una clase... Para
lograrlo propone como solución un “curriculum
personalizado” para cada alumno, porque “cuando hacemos lo que nos apasiona, sea lo que sea, somos felices y nos
sentimos plenos”. Vuelvo a reiterar que no es realista plantear esa
instrucción personalizada. A su vez, aunque es cierto que somos más felices
cuando hacemos lo que nos gusta, también podemos despertar el interés y la
pasión por ciertas materias que, en un principio, no atraen al niño. No me
parece lógico que el niño vaya al colegio a aprender lo que él quiere. Se puede
discutir sobre las asignaturas y sobre sus contenidos, pero de ahí a que el
niño elija lo que quiere aprender sólo porque es más acorde con sus
gustos… ¿Qué criterio tiene un niño o un adolescente más allá de
sus apetencias o intereses particulares? Aunque no me parece una mala idea
plantearse un espacio o unas horas de colegio para dedicarlo a las materias de
su intereses.
“Lo importante
no es superar cursos sino desarrollar al máximo las capacidades de la persona”.
Vuelvo a estar de acuerdo con sir Ken Robinson. Pero hay un aspecto del que los
gurús nunca hablan: del esfuerzo personal. Sin esfuerzo, no hay desarrollo. Y creo
que esforzarse por aprobar una asignatura o por superar un curso, también implica
desarrollar las capacidades de la persona. “El
sistema educativo actual aleja a muchas personas de sus habilidades naturales”,
nos recalca sir Ken. Ningún sistema es perfecto. Sin embargo, la atención, el
uso del lenguaje o la educación de la voluntad, por ejemplo, son habilidades
que todo ser humano debería desarrollar, si no me equivoco. El aprendizaje de
estas habilidades, ¿es acaso antinatural? ¿Acaso atenta contra la naturaleza
del ser humano aprender la propia cultura en vez de atender los intereses
particulares de los niños? Creo que somos, cuanto menos, “animales culturales”.
“La educación debe transformarse en algo diferente a lo que es ahora”. Sir Ken, ¿podría especificar en qué debe transformarse? Pues sus
propuestas siguen sin ser realistas y nunca ha demostrado que funcionen. “Porque lo importante no es superar cursos”.
De acuerdo, creo que todos pensamos igual, ¿pero superar cursos no es un medio
que puede ayudar a lograr aspectos que consideramos importante, o sólo nos
deben importar la creatividad y los intereses del niño? “Debemos replantearnos los principios fundamentales en los que educamos
a nuestros hijos”. Sir Ken: cada familia educa a sus hijos según sus
principios. Al colegio no le corresponde inculcar esos principios. Básicamente
es un lugar donde aprender lo que consideramos valioso y necesario, para
transmitir el gusto por el conocimiento y también el conocimiento, para
desarrollar las habilidades y capacidades que son necesarias para esos
aprendizajes y también para la vida, como la lectura, la atención, la concentración, el
desarrollo de la voluntad,…
Podría seguir horas
y dedicar más entradas a sir Ken Robinson. Sin duda, es un tipo inspirador.
Pero nada más. Básicamente porque estoy de acuerdo con Gregorio Luri: “Sir Ken no es la solución a los males de la
escuela, sino su síntoma”.
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