EDUCACIÓN Y SENSATEZ

La educación, al menos desde que el gran pedagogo Sócrates intentara alcanzar la sabiduría provocando partos entre sus discípulos y detractores, siempre se ha producido por la interacción entre los seres humanos, por el encuentro del sabio con el ignorante, del instruido con el inculto, del versado con el iletrado, o, en resumen, del maestro con el alumno.

viernes, 6 de mayo de 2016

La obsesión por la tecnología en el aula



Con la excusa de adaptarse a los nuevos tiempos, muchos colegios se lanzan a llenar sus aulas con ordenadores, ipads o dispositivos de cualquier tipo. Incluso algunos han defendido públicamente el uso de los móviles en las aulas, aunque nunca concretando cómo. Lo más curioso del asunto es que aún no he encontrado ni he leído ningún argumento serio, razonado o con base científica para defender el uso de tales dispositivos en la enseñanza. Sin embargo, existen numerosos estudios que desaconsejan ese uso masivo que nos invade.

Nunca me he opuesto al uso de la tecnología en el aula. Es más, considero que puede enriquecer algunas sesiones, clases o explicaciones, aunque mi experiencia se reduce a la secundaria. En la primaria desterraría todo aparato digital. Lo que no entiendo es la obsesión generalizada por digitalizarlo todo: apuntes, ejercicios (ahora interactivos y en forma de juego), la sustitución de los libros por dispositivos, o la dependencia del dispositivo para todas las actividades. 

Algunas razones antropológicas o científicas por las que me opongo a ese uso masivo se pueden encontrar en la red, como en este enlace: http://www.huffingtonpost.es/cris-rowan/10-razones-por-las-que-se_b_4965723.html. Aunque para razones más elaboradas y mejor explicadas, podríamos leer dos libros fantásticos que aportan motivos sólidos y de sentido común para rechazar esa imposición tecnológica que padecemos en las aulas:

       Educar en la realidad, de Catherine L’Ecuyer (Plataforma editorial)
       Demencia digital, de Manfred Spitzer (Ediciones B)

El uso de tales artilugios en las aulas tampoco aporta nada a la enseñanza. Existen múltiples motivos, aunque sólo apuntaré algunas de las muchas razones:

-      La educación no se reduce a los resultados, pero éstos también importan. Y con la tecnología no mejoran: “Un uso limitado del ordenador en el colegio puede ser mejor que no usarlo nunca. Sin embargo, un uso del ordenador en el colegio por encima de la media de la OCED (España está por encima de la media) da resultados significativamente peores”. (p. 148, Informe OCED).
-       El niño está más atento al aparato que al profesor o sus compañeros y las aplicaciones le distraen. Limitan la atención y también la voluntad, pues sustituimos el esfuerzo por escribir con un “click”. Explican los expertos que la nueva generación Z es impaciente, pues desea resultados inmediatos, y les cuesta prestar atención. Una cosa es la concentración, y otra que la pantalla te “hipnotice”.
-      Se suele decir que el dispositivo abre al alumno un mundo de información ilimitada. Pero no es el cacharro quien lo hace, sino Google. Sin embargo, poder acceder a más contenidos y por más ricos que éstos sean, no implica conocerlos. Google aporta información, pero profundizar, ampliar, discernir o generar espíritu crítico es cosa de las personas (digamos que del profesor), no de la máquina. Y creo que, antes de aprender el uso del mundo virtual para comunicar ideas, hay que tener ideas.
-       Está también la falacia de la motivación… Pero no distinguimos entre motivación externa (la única que ofrece el dispositivo) e interna. Además, cuando el niño se acostumbra al cacharro, ¿le sigue motivando igual? Porque la novedad dura poco: “Lo mucho se vuelve poco con desear otro poco más” (Quevedo). Si la motivación de un niño por aprender tiene que depender de un ipad, estamos listos.

Finalmente, podríamos preguntarnos: ¿sirven los dispositivos para educar? Creo que la respuesta es evidente: el dispositivo sólo es un medio, pues educamos las personas.

2 comentarios:

  1. Las tizas de colorines no mejoran los resultados del aprendizaje. Los murales, los videos, las diapositivas, los iPad, las colecciones de cromos, los proyectores, y los etc etc, tampoco. No digamos las leyes o los ministros. Es evidente.
    Lo único que puede mejorar el aprendizaje es la calidad de la interacción entre el maestro y el alumno, de mente a mente. Lo demás son ayuditas y entretenimientos, que van cambiando con el tiempo y con las modas.
    Aprender es adentrarse en el conocimiento abstracto, desde el pensamiento del maestro al pensamiento del alumno. Lo demás es puro adiestramiento maquinal, como hacer doscientas sumas con los Cuadernos Rubio. Para el que entiende la suma es perder el tiempo. Le basta con un ejemplo y sólo ahí las nuevas TIC pueden ser útiles. Para el que no la entiende, da igual hacer sumas con los Cuadernos Rubio que con un iPad. Seguirá igual, pero será más entretenido.
    Posiblemente muchos profesores no saben qué es enseñan y qué significa aprender.
    Desde luego, es ilusorio pensar que cambiando, por ejemplo, las pizarras por proyectores vaya a mejorar el aprendizaje de nadie. La instrucción, quizá sí, pero está por ver.

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  2. Totalmente de acuerdo: un buen profesor no necesita ninguna modernidad (ni antigualla) para enseñar, y es ahí a donde quiero llegar. Usará lo que considere conveniente en cada momento, procurando admitir si realmente es útil para enseñar o no aquello que usa. El mero hecho de añadir "métodos" o "aparatos" no aporta nada.
    Pero en el caso de los aparatos electrónicos, con el abuso que se está haciendo, creo que la enseñanza siempre sale perdiendo.

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