EDUCACIÓN Y SENSATEZ

La educación, al menos desde que el gran pedagogo Sócrates intentara alcanzar la sabiduría provocando partos entre sus discípulos y detractores, siempre se ha producido por la interacción entre los seres humanos, por el encuentro del sabio con el ignorante, del instruido con el inculto, del versado con el iletrado, o, en resumen, del maestro con el alumno.

martes, 19 de julio de 2016

El vendedor de humo (parte I): Sir Ken Robinson y la creatividad



Uno de los objetivos de la educación según sir Ken Robinson es que en las escuelas, básicamente, se enseñe creatividad. Aunque considero que tiene razón algunos aspectos concretos, creo que su visión es tremendamente reduccionista y simplista. Se apoya en frases comúnmente aceptadas, pero no ofrece propuestas realistas para llevar a cabo sus principios. Y, finalmente, creo que sus conclusiones son precipitadas y sus argumentos demasiado endebles. Me explicaré.


Nos explica sir Ken Robinson que la escuela sólo premia la habilidad en matemáticas, lengua o historia, cuando tales materias deberían estar al mismo nivel que la creatividad. Luego añade: “La creatividad debe ser tan importante en la educación como la alfabetización”. Sr. Robinson, ¿acaso es posible ser creativo sin tener conocimientos? ¿Podría algún escritor haber creado una gran obra sin estar “alfabetizado”? ¿Podría algún compositor haber compuesto alguna de sus melodías sin estar “alfabetizado” en el lenguaje musical? ¿Podría algún arquitecto haber proyectado un edificio sin los conocimientos propios de su oficio? ¡Claro que la imaginación es importante! Pero si no hay conocimiento previo en el que sustentarla o hacia donde orientarla, no lograremos nada.


Continúa sir Ken: “Si los niños tienen miedo a equivocarse, dejarán de probar y de experimentar”. Estoy totalmente de acuerdo. Pero luego añade que, si los niños no pueden probar y experimentar en el colegio, “estigmatizamos” el error. No lo entiendo: cada examen, ejercicio o trabajo, cada intervención de un alumno en una clase, sea del modo que sea, no dejan de ser formas potenciales de enfrentarse al error. Y tales pruebas, no son malas en sí mismas por muy imperfectas que podamos considerarlas. Sr. Robinson: los errores, por definición, son equivocaciones y conllevan consecuencias negativas (puede consultar las acepciones que ofrece la RAE). Lo que educa no es cometer el error, sino superar el error. Y para superarlo, es necesario conocerlo y señalarlo. Quien sí puede causar un trauma irreversible al niño es el educador que no ayude al niño a descubrir que ha cometido un error. Porque señalar un error no equivale a estigmatizarlo. En el aspecto doméstico, por ejemplo, unos padres que le dicen a su hijo que no meta los dedos en el enchufe, ¿están matando su creatividad y su afán por experimentar? O si le dicen que se haga la cama y el niño se limita a remover las sábanas, ¿hay que corregirle o hay que estimularle porque esa es su manera creativa de hacer la cama? Pues, según Robinson, “el sistema educativo actual establece que los errores son negativos”. Quienes educan pueden gestionar bien o mal los errores del niño con su actitud, pero “el sistema educativo actual”, no tiene la culpa, pues él no educa. Por tanto, y por muy imperfecto que sea ese “sistema educativo”, no deja de ser un ente de razón genérico a quien echarle la culpa cuando “los particulares” no hacemos las cosas bien.


Los colegios matan la creatividad”. Hay profesores que ayudan a matar la ilusión por aprender, y también hay métodos que contribuyen a ello. Pero el colegio, por sí mismo, no mata a nada ni a nadie. Los niños se asombran ante las cosas, ese es el inicio del conocimiento. Sigo creyendo que el gran problema no consiste en que haya que enseñarles a ser creativos, sino que pierden por el camino ese asombro natural y espontáneo que caracteriza al ser humano. Y matar ese asombro no es culpa del colegio o del sistema educativo, sino más bien de las actitudes consumistas, del exceso de tecnología, de la hipereducación en el hogar, del ritmo acelerado de la vida, de no dedicar tiempo a los niños... Luego, por tanto, esos niños se muestran incapaces de interesarse por materias que son valiosas en sí mismas. Porque no es la creatividad la que lleva al conocimiento, sino la admiración: vale la pena releer a los clásicos. Tengo pendiente explicar este punto, lo he comentado más de una vez, aunque para empezar a entenderlo, recomiendo la lectura del libro Educar en el asombro de Catherine L’Ecuyer. 


Sigue ilustrándonos el autor: “En las escuelas se educa sólo el cerebro y, especialmente, el hemisferio derecho”. Sir Ken, lo siento, la dominancia cerebral es un neuromito tan aceptado socialmente que todo el mundo se lo cree, veo que usted también. “La comunidad neurocientífica nunca ha aceptado la idea de tipos de personalidad con dominancia cerebral derecha o izquierda” (Jeff Anderson). Me encantan las artes. Como usted, Mr. Robinson, yo también soy partidario de introducir el teatro en el colegio, de dar mayor importancia a la música o a las artes e, incluso, de que los niños hagan más deporte. Pero nunca deberíamos darles la misma importancia que a los conocimientos culturales esenciales… 


Hay que cambiar el concepto de inteligencia (…). La inteligencia es diversa, dinámica e interactiva”. Ahora hemos topado con las inteligencias múltiples: los talentos son diversos, la inteligencia no. Salvo a escribir, en el colegio no me han enseñado a desarrollar ninguna de mis aficiones, ni tampoco han potenciado mis talentos de forma explícita. Pero nunca me sentí un incomprendido, no tengo ningún trauma, estoy muy agradecido por lo que me enseñaron y nunca me vi en la necesidad de que en el colegio me hicieran sentir “especial” por mis talentos y aficiones… Creo que siempre tuve claro, gracias a mis padres, a qué iba al colegio.


Sobre la crítica de Sir Ken al sistema educativo industrial, ya apunté alguna cuestión en esta entrada. Y también recomiendo vivamente el artículo que Gregorio Luri publicó en su blog.


Continuará…



4 comentarios:

  1. Da la impresión de que hay quien cree que el conocimiento brota de uno mismo con la facilidad con la que tecleamos "gilipollas" en google. Los resultados son divertidos... para el que no tiene que educar a nadie, claro.

    https://www.youtube.com/watch?v=lL7eF-pna2w

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    1. Eso es lo que predican tantos gurús, que con pasárselo bien o haciendo sólo lo que les gusta, los niños alcanzan el conocimiento de las cosas importantes por sí solos.
      Vamos, que si les compramos un buen dispositivo con una buena banda ancha, si dejamos que investiguen solos según sus intereses, ellos por sí mismos se apasionarán por las matemáticas o quedarán en las redes sociales para hablar de literatura o de física cuántica... Muy adecuada la canción que has propuesto.

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  2. Como parte afectada, he sido alumno, puedo decir que temblaba cuando alguno de mis profesores tenía ideas de creatividad, en las que yo no podía ni empezar por problemas de oído, coordinación, etc. Sin embargo tengo 2 títulos universitarios y un master.
    Toda mi educación ha sido en enseñanza pública.
    De lo que indica Wikipedia del Señor Robinson (lo cito más abajo) me recuerda aquellos profesores que solo pretendían hacer lo que les gustaba y no enseñar.
    Doctor por la Universidad de Londres, investigando sobre la aplicación del teatro en la educación. Robinson es considerado un experto en asuntos relacionados con la creatividad, la calidad de la enseñanza, la innovación y los recursos humanos. Debido a la relevancia de su actividad en los campos mencionados, especialmente en relación a la necesidad de incorporar clases de arte al currículum escolar, fue nombrado sir por la reina de Inglaterra, Isabel II en 2003.

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  3. Estoy de acuerdo en todo, solo añadiré la importancia de la educación física, no se si tanto como las matemáticas, y no para simplemente desfogarse (que también) sino como herramienta de autoconocimiento, esfuerzo y superación, aplicable luego a las demás materias!

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