Como dije en la primera entrada,
vamos a intentar contestar a la pregunta. Antes de entrar en la definición del
término “educación”, me gustaría aclarar otros dos términos:
2) Enseñar: según la RAE, es el sistema o método de dar instrucción.
Ahora ya podemos definir educación
sin confundirnos. Según Maritain, educar es “ayudar al hombre a formarse a sí mismo como hombre”. Según
Kant, “la educación es un arte cuya
pretensión central es la búsqueda de la perfección humana”. O, en palabras de Santo Tomás, “todas las artes y todas las ciencias se
ordenan a una sola cosa, a saber, la perfección del hombre”. Me gusta
también la definición de Erich Fromm: “La
educación consiste en ayudar al niño a llevar a la realidad lo mejor de él”.
Existen más definiciones, pero todas se orientan a lo mismo o tan sólo
concretan algún aspecto: educar es ayudar a una persona a alcanzar la
perfección como ser humano. O, reiterando, en palabras de Gregorio Luri: “Como seres humanos
nuestro deber no es ser felices, es desarrollar nuestras capacidades más altas”.
Lo propio de un colegio es la
instrucción y la enseñanza, y toda ley de educación buscará (debería hacerlo)
que los colegios tengan un sistema de enseñanza, es decir, una forma de
instruir, que sea eficiente. ¿A quién le corresponde el acto de educar, es
decir, el de procurar la perfección de la persona que se quiere educar?
Los padres de cualquier criatura
son quienes deciden traerla al mundo. Por tanto, les corresponde a ellos educar
al niño, pues deben inculcarle lo que ellos consideran bueno, bello y verdadero
para que se desarrolle. Entonces, buscarán un colegio acorde con sus ideas. Por
ese motivo soy partidario de que existan diferentes modelos educativos, pues
existen diversas formas de entender al ser humano. Creo que la gran carencia
educativa de nuestra época es que muchos niños no tienen referentes en casa (no
entro a valorar razones, podéis leer el primer post del blog).
¿Educa el colegio? Su función es
enseñar, el colegio no educa. Sin embargo, sí que educan las personas que
tratan con el niño en el colegio. Es inevitable, pues para transmitir es
necesario el trato humano. Y, del mismo modo, educan al niño todas las personas
que, de algún modo, tengan trato con él o una responsabilidad sobre él, directa
o indirecta. Y ahora es cuando viene a colación la cita de Aristóteles:
“Sólo mediante la relación del individuo
con otras personas se puede hacer un hombre: si esta relación es cualificada
puede llegar a ser un buen hombre”.
¿Cuál es la conclusión? Todos educamos, sin embargo, hay
grados de responsabilidad. ¿Cuál es el secreto para hacerlo bien? Creo que la
respuesta es tan sencilla como compleja: que todos los que pretendemos educar
procuremos buscar la perfección de nuestra naturaleza. Si no, será imposible
que la comuniquemos. No se trata de “dar ejemplo”, sino de ser coherente. No he
podido resistirme a copiar esta cita completa, explica mejor el concepto:
“Educamos por impregnación. El órgano
educativo de nuestro hijo es el ojo, no el oído. Y la impregnación es más
eficaz cuando no sabemos que estamos educando, cuando nos comportamos
espontáneamente, cuando mejor se exhiben nuestras convicciones morales. Si
asumimos esto, debemos asumir también que no siempre damos a nuestros hijos
ejemplos intachables. Para compensar la diferencia de altura entre nuestros
buenos propósitos y nuestra conducta, sólo hay un medio: el amor. Una familia
normal es un enorme chollo psicológico, capaz de sobrellevar sus neurosis
cotidianas sin demasiadas estridencias”. (El
mundo, entrevista a Gregorio Luri, 13/9/2015)
En resumen: lo importante para que la educación sea integral, es que
procuremos ser personas en todos los sentidos. Eso sí, cumpliendo nuestra
función. Soy profesor y, como tal, debo enseñar mi materia, esa es mi función.
¿Los métodos de enseñanza? Creo que son algo secundario, terciario, o sin
importancia. Sólo transmitiré amor por la materia (contribuiré a la perfección
de la persona que tengo delante) si amo mi materia y si quiero a esa persona
que tengo frente a mí, sea quien sea. Porque si no le quiero, no le transmitiré
nada, por mucha pasión que derroche o por muy innovador que sea el método que
utilice. Y quererle no es darle un abrazo, ni decirle que es un ser fantástico,
sino entregarse por medio de lo que enseñas. Creo que las palabras adecuadas
para entender esto último son las de Daniel Pennac. Su libro Mal
de escuela siempre ha sido una referencia:
“Una sola certeza: la presencia de mis
alumnos depende estrechamente de la mía, de mi presencia en la clase entera y
en cada individuo en particular, de mi presencia también en mi materia, de mi
presencia física, intelectual y mental, durante los cincuenta y cinco minutos que
durará mi clase”.
Personalmente me quedo con la siguiente definición: “La educación consiste en ayudar al niño a llevar a la realidad lo mejor de él”. He aquí a mi modo de ver el gran reto. Lamentablemente en la mayoría de ocasiones se nos olvida. A veces, sin ser plenamente conscientes de ello nos obcecamos en proyectar nuestros deseos y frustraciones a través de los hijos. Nos sentimos fracasados cuando tropiezan y nos vanagloriamos cuando cumplen nuestras expectativas.
ResponderEliminarPero cada hijo es una obra de arte única. En nuestra mano está modelarla, esculpirla. Aunque no es lo mismo modelar el barro que el acero. De nuestra pericia y paciencia y de las personas que están cerca de ellos, dependerá que esta obra sea original. Y no tengo duda de que no existe mejor obra de arte que aquella que se hace con amor.
Creo que ni siquiera es necesario que esa obra de arte sea original. Basta, como dices, que sea una obra de arte, ella misma, y que cada uno actúe con sus cinceles. El profesor (lee a Daniel Pennac):
Eliminar“Los males de gramática se curan con la gramática, las faltas de ortografía con la práctica de la ortografía, el miedo a leer con la lectura, el de no comprender con la inmersión en el texto y la costumbre de no reflexionar con el tranquilo refuerzo de una razón estrictamente limitada al objeto que nos ocupa, aquí, ahora, en esta aula, durante esta hora de clase, ya puestos a ellos”.