Dicen por ahí que la educación
está mal. Y ese es el motivo por el que, cada dos por tres, surge una nueva ley
de educación. Porque muchos creen que, si la educación está mal, es que los
colegios o la enseñanza están mal.
Me alegra que todavía se asocie la
palabra “educación” a los colegios. Sin embargo, esa palabra va asociada a
muchas otras realidades. Yo, al menos, la asocio también a las siguientes:
1) Si los primeros y soberanos educadores son los padres y la educación
está mal, ¿no será que algo falla en los hogares?
A los profesores se nos niega la
autoridad, pero creo que el gran problema es que, antes, se les ha negado a los
padres. Muchos no saben cómo educar a sus hijos ni poseen las armas para
hacerlo, aunque quieren, y la mayoría carecen de medios para dedicar ese
precioso tiempo a sus hijos (la conciliación laboral, por ejemplo). Muchos
padres llevan a sus hijos a la guardería desde su más tierna infancia mientras
crece en ellos el sentimiento de culpa por no poder ocuparse de ellos. Otros
aún no saben que su obligación es educar a sus vástagos, por eso tienen hijos
para “auto realizarse” o para exhibirlos como trofeos, y unos pocos aún creen
que es el colegio quien debe educarlos. Creo que lo primero que debería tener
en cuenta cualquier ley de educación es dar los medios necesarios a los padres
para ejercer como tal.
2) Si “educa toda la tribu”, como
dice el proverbio, ¿no será que algo falla en la sociedad en la que vivimos?
Nos quejamos de los políticos,
pero creo que son sólo el reflejo de nuestra sociedad (eso que está formado por
cada uno de nosotros). Una sociedad cuya finalidad es el bienestar, la libertad
sin responsabilidades, la inmediatez, el consumismo,…, ¿qué mensaje está transmitiendo
cada día los niños que viven en ella? ¿Y queremos inculcarles valores como el
esfuerzo, la superación o el conocimiento?
3) El Estado es responsable de la
educación de sus ciudadanos. Sin embargo, en lo que se refiere a la práctica
educativa, podríamos considerar al Estado como un ente de razón. ¿Por qué se
empeña en limitar la autoridad de los padres, en dictar a los profesores lo que
es bueno o mejor, o en hacer de la palabra “educación” una bandera política?
4) Si “el problema de la educación es mucho más amplio que el de la
instrucción”, como dice Gregorio Luri, ¿no será que algo falla al proponer
como solución desde tantos colegios sólo cambios metodológicos? Quizá muchos de
los pedagogos teóricos de moda tendrían que plantearse qué es el ser humano y
qué es la educación antes de intentar adoctrinarnos sobre cómo instruir.
El colegio no puede llevar el
peso de la educación de los niños. Pero, lógicamente, también es un ámbito importante
para educar a la persona. Educar es algo mucho más amplio que enseñar destrezas
(ahora las llaman competencias). Y me parece que limitarse a inculcar valores,
resulta muy pobre para definir lo que es la educación integral de una persona.
Ya intentaremos definir más
adelante lo que es la educación. Sin embargo, quizá debemos detenernos y
pensar: si la educación está mal, ¿yo que hago para que mejore? Como miembros
de la sociedad, todos tenemos nuestra parte de responsabilidad, y ser miembro
activo (ciudadano) no se reduce a quejarse cada dos por tres de lo que hacen
los demás, aunque sean políticos. Probablemente lo primero que deberíamos hacer
es recordar las palabras de Ghandi, “si
quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”.
Tengo el honor, por lo que veo, de ser su primer comentador: Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, maestro, el honor es mío.
EliminarY yo el honor de ser la segunda. Gracias Joan. Estaremos pendiente de las perlas que repartes por aquí. Catherine L'Ecuyer
ResponderEliminarGracias, añadiré tu blog a la lista, que también sigo.
EliminarEl año pasado fue la primera vez que como madre descubría a un “maestro” : Juan Illa.
ResponderEliminarPodría caer en la tentación de enfocar el tema en mi hijo y pudiera parecer que mi hijo le caía bien a Juan, pero es que Juan quería a todos sus alumnos por igual. Era capaz de leer entre líneas sus actitudes y de estimular las potencias de cada uno.
Lo más importante, además de su impecable preparación intelectual, es que él se divertía con su clase: se puso en sus zapatos, a su servicio, innovó y les hizo ganar en autonomía.
Este año recibimos la triste noticia de que ese maestro que había impulsado a nuestros hijos en 1º de la ESO a ser mejores personas, y a los padres a confiar en ellos, no iba a seguir con nosotros. Es una lástima que nos hayamos perdido poder seguir la evolución de esta clase al finalizar la ESO. Pero maestros como Juan siempre quedan el recuerdo. Pues ¿Recordamos a quien nos contó reglas ortográficas o a quien nos hizo amar la lectura?
Sé que no eres una persona de halagos ni cumplidos: -¡Cómo los grandes ejemplos de la historia! Y no te hacen falta, pero me siento en el deber de contar un modelo de lo que a mi modo de entender, un profesor debería ser.
Juan Illa maestro, formador de almas. Impregnaste valor en las almas de nuestros hijos.
Por todo ello: Gracias
¿Quién mejor que tú para iniciar un blog relacionado con la educación? Ojalá llegue a muchas personas de esta ámbito, tanto padres como profesores, políticos.
Gracias, sin más.
EliminarUn blog para seguir de un añorado y gran compañero.
ResponderEliminarGracias, la opinión de alguien con tanta experiencia es valiosa. No te cortes en comentar lo que no te parezca bien, a ver si creamos debate.
Eliminar¡Grande!
ResponderEliminarMuy interesante y muy acertado!
ResponderEliminarSi algo de lo que voy escribiendo te parece mejorable o crees que se puede matizar, dilo también. Eso ayuda a profundizar y a aprender. Sé feliz!
EliminarNo quiero añadir más cargas a las que ya tenéis los profesores, pero comentas que muchos padres en la actualidad no están pudiendo educar bien a sus hijos (estoy de acuerdo) me pregunto: ¿Quién puede ayudar a esos padres?
ResponderEliminarGran pregunta. Lo que tengo claro es que ni el colegio ni ninguna institución educativa (ni el Estado, claro), ni ningún educador del ámbito que sea, pueden caer en la tentación de pretender sustituir a los padres, y creo que eso ocurre con frecuencia. A partir de ahí, esa pregunta me da ideas para una nueva entrada...
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